2.4.09

Tres maneras de enseñar y aprender


Fotografía © felixion/ www.flickr.com

Las personas suelen agruparse en uno de dos bandos: los estresados y los aburridos. Es decir, en el grupo de los eternamente preocupados, que viven con angustia cada cosa que hacen; o en el grupo de los comúnmente relajados y desinteresados por todo. En ambos casos, se trata de gente que no han sabido encontrar un quehacer que les aporte esa cuota de satisfacción que les haga sentir bien consigo mismos y entusiasmados con su propia acción. Lo grave es que suele tratarse de personas con responsabilidades profesionales y familiares, que terminan asumiéndolas porque no les queda más remedio y en las que no colocan lo mejor de sí mismas. Si pudieran abandonarlas, lo harían.

Pero hay un tercer grupo: el de los apasionados. Es decir, aquellos que encontraron en su actividad una fuente de placer tan significativa que no la cambiarían por nada. Y cuyo grado de compenetración con su quehacer es tan alto, que en su mente todo fluye sin dificultad y con una claridad notable.

Estas distinciones no son fruto de la calculada especulación comercial de un libro de autoayuda, sino de importantes investigaciones realizadas por Mihaly Csikszentmihalyi, destacado catedrático en neurociencias de la Universidad de Standford. Si algo pudo comprobar este señor de manera fehaciente, es que las personas creativas suelen diferir unas de las otras en muchos aspectos, pero que en algo son unánimes: todas aman lo que hacen.

Compartí esta información la semana pasada con más de mil docentes en Abancay, Curahuasi y Huancarama, ciudades de la región de Apurímac, en el sur andino peruano, para ilustrar y demostrar la extraordinariamente relevante relación que existe entre las emociones y el aprendizaje, el placer y la productividad intelectual, la pasión y la creatividad. Pero también para proponerles dos terribles preguntas: ¿En cuál de estos tres grupos solemos colocar a nuestros alumnos como resultado del tipo de enseñanza que impartimos y de las experiencias que les ofrecemos en el aula? ¿En cuál de estos tres grupos nos sentimos ubicados los maestros?

No cabe duda que una persona cuya tarea le provoca ansiedad, asumiéndola con malestar y desesperación; o que sencillamente le aburre, asumiéndola con displicencia y fastidio, no va a ponerle convicción, energía e imaginación a lo que hace. Si se trata de un estudiante, su compromiso con el aprendizaje será mínimo. Si se trata de un maestro, su eficacia pedagógica será nula. El resultado en ambos casos es la mediocridad. Y este parece ser el caso de una gran mayoría de escuelas donde enseñar y aprender se ha vuelto una rutina sin sentido, que ambas partes cumplen porque las circunstancias obligan, no porque les entusiasme ni porque crean en ellas.

Pero así como muchos maestros creen que no es parte de su rol hacer del aprendizaje en las aulas una experiencia capaz de apasionar a sus alumnos, quienes hacen y deciden la política educativa tampoco creen que sea su tarea entusiasmar a los maestros por el currículo que deben enseñar ni por el desafío que representa lograr aprendizajes en chicos tan diferentes. Ambos suelen creer que no se trata de que el otro se interese, se convenza y se comprometa, sino simplemente de que haga lo que se le pide y punto. No les preocupa ganar la voluntad del otro, sólo su obediencia. Como verán, no es este el camino por el que lograremos escuelas más efectivas.

Publicado en Pluma y Oído
Coordinadora Nacional de Radio
Lima, viernes 03 de abril de 2009

4 comentarios:

yukino dijo...

SU ARTÍCULO ME PARECE MUY INTERESANTE, ESOS TRES TIPOS DE PERSONAS EXISTEN Y PIENSO QUE LA MAYORIA QUISIERA SER LA TERCERA OPCIÓN, PERO DEBEMOS TOMAR ENCUENTA LA VOCACIÓN QUE SE DEBE TENER PARA CADA PROFESIÓN, NO HABLO DE OCASIÓN SINO VOCACIÓN AQUELLA PALABRA QUE A VECES SUENA TAN TRILLADA PERO ESTAN VITAL E IMPORTANTE EN TODA CARRERA, LAMENTABLEMENTE NUESTRO SISTEMA EDUCATIVO NO LA TOMA ENCUENTA. RESPECTO A LO QUE QUEREMOS QUE SEAN NUESTROS ALUMNOS DEPENDE DE CADA MAESTRO PERUANO Y LA FAMILIA DE NUESTROS NIÑOS, LOS TRES DEBEMOS SER UN EQUIPO PARA CREAR NIÑOS AUTÓNOMOS Y LÍDERES HACER DE LA ESCUELA UN ESPACIO ÚNICO Y PLACENTERO.
PERO SI VEMOS NUESTRA REALIDAD ALGUNOS PADRES PIENSAN QUE LA ESCUELA ES LA GUARDERIA DE SUS HIJOS, Y EN EL CASO DE LAS I.E. PARTICULARES MIENTRAS MAS AVANCEN ES MEJOR Y BUEN COLEGIO ESOS DOCENTES SON PRESIONADOS PARA CUMPLIR LO PROGRAMADO Y QUIZAS HASTA MALTRATADOS SI NO LOGRAN LO QUE TIENEN QUE HACER.
CUANDO SE INICIE UN CAMBIO EDUCATIVO DONDE SE PERMITA AL ALUMNO SER CRITICO Y AUTÓNOMO, QUE BRINDE SUS IDEAS Y SE TOME VERDADERAMENTE ENCUENTA SUS OPINIONES RESPECTO A SU REALIDAD Y UN DOCENTE SON VOCACIÓN Y BIEN TRATADO QUE PERMITA ESTOS CAMBIOS PODREMOS HABLAR DE LA EDUCACIÓN QUE TODOS QUEREMOS DONDE EL ESTADO INVIERTA PARA ESTOS CAMBIOS, LA SOCIEDAD AYUDE A LOGRARLOS Y LA INSTITUCION EDUCATIVA LO PONGA EN PRACTICA CON AYUDA DE TODOS, PORQUE ESTO SI ES CLARO LA EDUCACIÓN ES TAREA DE TODOS, ABSOLUTAMENTE DE TODOS NO SOLO DEL MAESTRO, SINO DEL ESTADO, SOCIEDAD Y PADRES DE FAMILIA.

Claudia Naveiras dijo...

A propósito de este tema, les recomiendo a quienes no hayan tenido la oportunidad de leerlo, el libro "Cartas a quien pretende enseñar" de Paulo Freire.

Fernando Bolaños dijo...

Hola, Lucho: Es difícil encontrar los tres tipos de personas en estado puro. Puede haber matices entre el aburrimiento, el estrés y la pasión. es más, todos los que hemos enseñado alguna vez comprobamos que tenemos días brillantes, luminosos, y otros grises, oscuros, y esto no depende ni siquiera y sólo del grupo con el que trabajamos... Pero es evidente, como decía Andy Hargreaves en su reciente videoconferencia en la PUCP, que no podemos dejar de lado la dimensión emocional del que enseña. Las emociones juegan un rol clave y están siempre allí, condicionando lo que hacemos y lo que transmitimos, más allá de las palabras y los gestos. Como dices, los mejores maestros son aquellos que saben entusiasmar a sus estudiantes, apasionarlos con lo que enseñan, salvando las diferencias de edad y de cultura. No es una tarea fácil y tampoco es una tarea mecánica: supone un maestro que está apasionado él mismo con lo que hace, convencido de su trabajo, porque esto sólo es auténtico si nace de dentro. Pero, por otro lado, se necesitan las condiciones básicas (políticas, institucionales, económicas) que permitan que esto florezca y no se ahoga: en otras palabras, un ambiente de trabajo estimulante, incentivos para trabajar con los colegas, para innovar, condiciones económicas razonables, etc. Tal vez es mucho pedir, pero sin esto la educación seguirá siendo, para muchos, una tortura tediosa, un acto mecánico, irrelevante, en el que sufren tanto el mismo maestro como sus estudiantes...

Fernando Bolaños
http://intrigapersonal.wordpress.com

Unknown dijo...

a ver que les parece...
quiero decir algo y no se bien que, ni por donde comenzar por dos motivos.
1) nunca he sido profesora o sea que no tengo la experiencia de haber ensenhado. sin embargo, siento que mi experiencia como alumna podria ser interesante para ustedes.
2) como alumna que acabo de terminar de ser siento que soy la angustiada, la desinteresada y la apasionada, y lo peor es que casi siempre soy las tres al mismo tiempo... incluso con los temas que disfruto!
me parece evidente y muy importante afirmar la conexion entre las emociones y la ensenhanza/el aprendizaje pero para llegar a lo siguiente: para mi los buenos maestros serian aquellos que reflexionan junto conmigo sobre la complejidad del proceso de ensenhanza/aprendizaje. mejores maestros todavia serian los que reconocen que a veces el proceso puede ser tedioso para ambas partes pero me recuerdan constantemente que se ve la luz al final del tunel. y no estoy hablando solamente de paporretear, que es evidentemente horrible. estoy hablando de leer y leer y tomar notas y sacar citas para escribir una monografia sobre un tema de interes. el buen profe deberia primero ayudar al alumno a escoger bien su tema y luego deberia recordarle que aunque el proceso puede ser pesado, tener un tema trabajado y un trabajo terminado da una satisfaccion gigante (y que ademas, el tema trabajado medio que se hace amigo del alumno casi pa toda la vida). pero claro, para eso se necesita un sistema institucional fuerte de soporte para los maestros, del cual estamos lejazos en el peru. asi como tambien se necesita, para estudiantes mas chibolos, padres que motiven y que fomenten curiosidad en sus hijos.
en estados unidos, donde estoy viviendo ahora, son de lo mas descreidos en la educacion. creen que si los alumnos no tienen incentivos practicos, entonces no se esfuerzan, se desinteresan, no se apasionan. por eso conectan notas de secundaria con ingreso a la universidad, y notas de la universidad con la busqueda de trabajo. este sistema tiene una carga emocional obviamente fuerte para los alumnos... todos se ponen afanosisimos! definitivamente a mi no me gusta y no funciono conmigo, pero encuentro en alguna medida interesante quitarle algo de carga a la profesora que, en definitiva, no puede ser la responsable de todo lo que la alumna no logra.
dania