29.9.12

Ser docente en la cancha: los requisitos


Frank McCourt, en su destacada novela El Profesor, relata la siguiente anécdota: «Hablé de Kevin [un alumno que abandonó el colegio y luego se terminó fugando de casa] con los demás profesores en el comedor. Sacudieron la cabeza.  Qué  pena, dijeron. Algunos de estos chicos se caen por las fisuras del sistema, pero ¿qué demonios puede hacer el profesor? Tenemos clases numerosísimas, no tenemos tiempo, y no somos psicólogos». La historia es muy elocuente y da cuenta de una certeza muy antigua. Es bastante común que los maestros no acepten que las emociones de sus estudiantes ni la influencia que éstas tengan en su comportamiento sea un tema que esté bajo su responsabilidad, ni que tenga que ver en realidad con la tarea de educar. Aun en los casos en que se vuelven una perturbación evidente para el alumno y el aula, suelen definirse como una anormalidad y son derivadas a otro profesional... Leer más 

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