23.9.12

Docencia: la función de diseñar futuros


En su novela El Profesor, Frank McCourt describe así a sus primeros estudiantes: «Los chicos que llegan son alumnos de segundo de secundaria, tienen dieciséis años, llevan once años en la escuela, desde el jardín de infancia hasta hoy. Así que han visto pasar profesores de todo tipo: viejos, jóvenes, duros, amables. Los chicos observan, escudriñan, juzgan. Entienden el lenguaje corporal, el tono de voz, el semblante en general». El autor los reconoce como verdaderos expertos en maestros. Lamentablemente, no puede decir viceversa. «Esos chicos son diabólicos» le advertían al joven McCourt los profesores más antiguos de su escuela. «No son, repito, no son tus aliados naturales. Cuando te dispones a enseñarles una lección de verdad sobre gramática o algo así, ellos se lo huelen y te salen al paso, muchacho. No los pierdas de vista». Si los estudiantes conocían bien a sus maestros y sabían cómo actuar con cada uno para lograr sus propios objetivos, los docentes en cambio sólo percibían en ellos un grupo de demonios dispuestos a llevarlos al infierno. Por eso no lograban nada con ellos... Leer más

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