18.9.12

¿Qué distingue a la docencia de las demás profesiones?


«Tengo veintisiete años, soy un profesor nuevo que rebusco en mi pasado para dar gusto a estos adolescentes, para que se estén callados y quietos en sus asientos. Nunca se me había ocurrido que mi pasado me resultaría tan útil. Discuto conmigo mismo: Estás contando historias, cuando deberías estar enseñando... Estoy enseñando. Contar historias es enseñar. Contar historias es una pérdida de tiempo. No puedo evitarlo. No se me da bien impartir clases». Este es uno de los testimonios relatados con abrumadora franqueza por Frank McCourt en su célebre novela «El profesor». McCourt, un maestro irlandés-norteamericano que escapó de las garras de la pobreza más extrema para hacerse profesional, debutaba a sus 27 años en un colegio de Nueva York experimentando desde el primer día el más trascendente de los dilemas de la docencia: conquistar el interés de los alumnos o hacer clases. McCourt, al igual que la gran mayoría de maestros, fue formado en la certeza de que ambas cosas son incompatibles, pero el dolor de sus dudas le nacía del corazón, que le gritaba lo contrario... Leer más 

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